En educación existen 4
modelos fundamentales:
11) Los tradicionales: Tienen una
organización espacio-temporal definida por el curso y el profesor, es decir un
número de horas. El curso forma un corpus cerrado, donde cada asignatura aporta
una dimensión específica. El contenido, metodología, proceso didáctico, etc, de
estas asignaturas, se define independientemente del conjunto por cada
asignatura. Finalmente buscan mantener la fidelidad al concepto de disciplina
científica.
22) El modelo por áreas: Este modelo surge
como un intento por superar la excesiva parcialización del saber, típico del
modelo tradicional, por ello agrupo materias afines en núcleos o unidades de
aprendizaje.
33) Estructurales: Tiene una
organización por núcleos, integración de materias, en un intento por acercar
los contenidos a la realidad concreta de los alumnos. Se apoya en actividades
significativas de la vida, a la que se vinculan los contenidos y actividades
pertinentes.
44) y taxonómicos: Este modelo se
caracteriza por poner énfasis a los objetivos, ya que de ahí parte el proceso,
la planeación, el desarrollo y la evaluación del currículo. Cabe mencionar que
el modelo taxonómico puede perder su línea original, ya que lo accionan los
actores sociales que están presentes dentro de los objetivos.
Sin embargo, uno de los principales retos es “superar la escuela tradicional según la cual, la
institución educativa solo se limita a transmitir conocimientos” (UNIVIM, 2016) para pensar en
la educación del futuro, donde los maestros retomen su rol intelectual, es
decir, no sólo se limiten a transmitir conocimientos, sino a construir nuevos.
Es aquí donde recurrimos a Édgar Morín
(2001) quien nos asegura que “todo conocimiento conlleva el riesgo del error y
de la ilusión”, por ello “la educación del futuro debe afrontar el problema en
sus dos vertientes: error e ilusión”.
Pero ¿a qué se
refiere Morín con error e ilusión? Él asegura que la educación, que aspira a
comunicar conocimientos, no enseña lo que es conocimiento, sus dispositivos,
imperfecciones y dificultades. Es decir, la escuela tradicional pretende
enseñar diversas ciencias, pero sin que los alumnos sepan qué es aprender.
Por ello, en la
escuela del futuro, el conocimiento del conocimiento debe aparecer como una
necesidad primordial que serviría de preparación para hacer frente a riesgos
permanentes de error y de ilusión. Para ello proponer introducir en la
educación las características cerebrales, mentales y culturales del
conocimiento, de sus procesos y modalidades.
Morín nos
recuerda que el error y la ilusión parasitan en la mente humana desde la
aparición del Homo Sapiens, pues los hombres siempre han elaborado falsas
concepciones de sí mismos, de lo que hacen, de lo que deben hacer, y del mundo
donde viven; de esto nos damos cuenta al mirar hacia el pasado, e incluso en un
futuro, podría sucedernos lo mismo, la diferencia es que ahora seríamos
consientes de que “lo que es bueno hoy, quizás no lo sea mañana”, citando un
dicho popular.
¿Qué debe enseñar la
educación del futuro?
Primero debemos
reconocer que el conocimiento fragmentado, al que se refiere Morín, debe dar
paso a un modo de conocimiento capaz de aprehender los objetos dentro de sus
contextos, su complejidad y sus conjuntos. Es necesario desarrollar la aptitud
natural de la inteligencia humana para ubicar todas sus informaciones en un
contexto y en un conjunto. Es necesario enseñar los métodos que permiten
aprehender las relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes
y el todo en un mundo complejo.
Nótese que Morín
hace énfasis en la palabra “aprehender” y no en “aprender”, esto se debe a que
según ciertos pedagogos como Mayra Hernández (2012) consideran que aprender es asimilar, memorizar,
adquirir el conocimiento de una cosa como un ser pasivo, que sólo incorpora
conocimientos sin razonarlos. Mientras que aprehender
es capturar, aprisionar, apropiarse de un conocimiento; construirlo, darle
sentido, hacerlo parte de un resultado que ha sido posible gracias a la
interacción personal sobre ese conocimiento.
Volviendo a
Morín, se debe enseñar la condición humana. ¿Cuál es esta condición? La que
tenemos todos los seres humanos, a la vez físico, biológico, psicológico,
cultural, social e histórico. Porque esta unidad completa del ser humano, está
completamente desintegrada en la educación, a través de las disciplinas
tradicionales, lo que hace imposible aprender lo que significa ser humano, así,
la condición humana debería ser objeto esencial de cualquier enseñanza.
En la educación
del futuro, pero a partir de las disciplinas actuales, deberá ser posible
reconocer la unidad y la complejidad humana, reuniendo y organizando los
conocimientos dispersos en las ciencias de la naturaleza, las ciencias humanas,
la literatura y la filosofía, para mostrar este vínculo indisoluble entre la
unidad y la diversidad de todo lo que es humano.
Morín también
propone que en la educación del futuro se enseñe la historia de la era
planetaria, que empieza con la comunicación de todos los continentes en el
siglo XXI, y mostrar cómo todas las partes del mundo se volvieron
intersolidarias sin por ello ocular la opresión y sometimiento que han causado
estragos en la humanidad y que aún no han desaparecido.
Quizás a partir
de ahora sea posible revertir esta situación, si tomamos conciencia que “todos
los seres humanos, enfrentados desde ahora a los mismos problemas de vida y
muerte, viven en una misma comunidad de destino”.
Coincido en que
gracias a las ciencias hemos adquirido muchas certezas, pero también se nos han
revelado innumerables campos de incertidumbre, y también apoyo la idea de que
la educación abarque la enseñanza de las incertidumbres aparecidas en la
ciencias físicas, en las ciencias de la evolución biológica y en las ciencias
históricas.
Para lograr
este objetivo, el autor considera que se deben enseñar principios de
estrategia, que permitan hacer frente a los riesgos, lo inesperado, lo
incierto, y modificar su evolución en virtud de la información adquirida en el
camino. Como lo dice textualmente “Aprender a navegar en un océano de
incertidumbres a través de archipiélagos de certeza”.
La sexta idea
que propone Morín es “enseñar a comprender”, extenderse en este tema está de
más, pues es una idea del dominio común que la comprensión mutua entre seres
humanos resulta vital para que las relaciones humanas salgan de su estado de
incomprensión.
De este tema,
lo que vale la pena rescatar esta idea de estudiar la incomprensión desde sus
raíces, ¿por qué no nos comprendemos? ¿cuáles son las causas del racismo, la
xenofobia y el rechazo? Las consecuencias todos las conocemos, históricamente
están la Segunda Guerra Mundial, La Conquista en Latinoamérica, etc.
Actualmente está el conflicto en la Franja de Gaza y el discurso del
precandidato republicano Donald Trump.
Finalmente, la
última idea tiene que ver con la ética del género humano, lo que
específicamente denomina “antropoética”, que consiste en ser a la vez:
individuo-sociedad-especie.
Es decir, propone
un cambio en la forma tradicional de enseñar la ética, ya no con lecciones de
moral, sino a partir de la conciencia que el ser humano tiene de ser al mismo
tiempo un individuo, parte de la sociedad y parte de una especie. De igual manera,
este desarrollo debe comprender las autonomías individuales, las
participaciones comunitarias y la conciencia de pertenecer a la especie humana.
En síntesis, la educación del futuro, al igual que la
humanidad, será producto de una evolución de las condiciones actuales, pero
primero debemos ser consientes de que las verdades de hoy serán los viejos
mitos de mañana. No tenemos la verdad absoluta en muchas áreas de la ciencia,
sobre todo en las sociales.
Una pregunta
común que se hace en los círculos educativos a todos niveles es ¿por qué si
avanza tanto la tecnología, no avanzamos como especie humana? Esta pregunta va
más enfocada en el sentido de la ética y las condiciones socio-económicas.
Existen
máquinas capaces de resolver un sin fin de problemas cotidianos, pero sólo
están disponibles a quienes tienen más dinero. Tenemos niveles educativos
similares pero con sueldos muy dispares. Y como dicen popularmente, genios sin
títulos universitarios y gente sin “educación” con doctorados. Específicamente
llamé “educación” a las actitudes morales de racismo, xenofobia, clasismo, etc.
Quizás la educación del futuro, tal como
lo propone Morín, pueda ayudarnos a superar los problemas de racismo que
existen en el mundo, sin embargo, se tiene que empezar por mejorar la educación
del presente y buscar esa evolución que se planteó a lo largo de este texto.
Lectura recomendada:
MORÍN, Edgar. Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro. Fragmento disponible en: https://drive.google.com/open?id=0BwpCh4_I886xNjFnWmdKM3A3VWc