Si queremos entender el impacto que ha tenido la
tecnología en la generación del conocimiento, primero debemos definir ¿Qué es
Tecnología?
Una definición
simple sería “una herramienta que facilita el acceso al conocimiento y a la
información”, sin embargo, para una definición más completa recurrimos a
Castells (1999) quien a su vez cita a Brooks y Bell: la “tecnología es el uso
del conocimiento científico para especificar modos de hacer cosas de manera
reproducibles”.
Es decir, con
el conocimiento científico generamos herramientas, las cuales son necesarias para
especificar "modos de hacer las cosas de manera reproducible", y con lo cual
se comprueba que el objetivo de las herramientas tecnológicas es facilitar el acceso al conocimiento y a la
información.
¡Ojo! aquí cabe
destacar que al hablar de tecnología mencionamos en diversas ocasiones la
palabra “conocimiento”, sin embargo, debemos diferenciar este concepto de
otros dos que a la larga serán igual de importantes: “datos” e “información”.
Esta precisión
es necesaria para especificar cómo la tecnología nos facilita el acceso a la
información en un primer momento, pero no así al conocimiento directo, porque
acceder al conocimiento implica un esfuerzo de aprendizaje y en ese sentido, la
tecnología sólo es un medio y no un fin.
Hablando
específicamente de los instrumentos tecnológicos (celulares, computadoras,
tablets, etc), los cuales han generado mayores oportunidades para que más
personas tengan acceso a la información, también han creado un debate, en torno
a que si esta facilidad de acceder a la información está reduciendo nuestra
capacidad cognitiva.
Debemos
puntualizar que este no es un debate nuevo, ni es un fenómeno propio del Siglo
XXI, como muestra tenemos a la televisión que nos acompaña desde principios del
siglo XX y que siempre ha sido criticada por su posible daño a la capacidad
imaginativa del individuo.
Así se refiere Sartori (1998) a los niños que entran en
contacto desde edades tempranas con la televisión:
"Se trata siempre de un adulto
sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la
cultura escrita. Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son
casi exclusivamente audiovisuales. Por tanto, el video-niño no crece mucho más.
A los 30 años es un adulto empobrecido, educado por el mensaje (...) es, pues,
un adulto marcado durante toda su vida por una atrofia cultural." (P38)
Sin embargo,
debemos considerar que como todo adelanto tecnológico, hay un sector que no
tiene acceso a ellos, esto puede ser por condiciones culturales, económicas o
geográficas, y en este sentido no hay evidencia de que los grupos sociales sin
televisión tengan un mayor capital intelectual que los grupos que sí tienen
acceso a ella.
Tampoco me
atrevería a asegurar que existe evidencia de lo contrario, porque si bien es
cierto que en la red podemos encontrar muchos ejemplos de comunidades sin
televisión que viven en condiciones precarias, es decir, a las que la falta de
televisión no les ha permitido elevar su capital intelectual o desarrollar
condiciones que se traduzcan en calidad de vida, soy consiente que este atraso
se debe a la carencia de otros adelantos tecnológicos básicos, como libros,
sistemas de agua potable, refrigeración de alimentos, etc.
Podemos concluir
entonces que la tecnología es sólo un potenciador de datos, y el individuo
tiene toda la libertad de usarlos o no para allegarse de información que
posteriormente le genere algún conocimiento, y en ese mismo sentido, tiene la
posibilidad, o no, de utilizar esos conocimientos para generar más
conocimientos.
Y es que el
segundo gran debate en torno al papel de la tecnología en la generación de
conocimiento es precisamente el hecho de que acceso a la información y
conocimiento no significa la producción de nuevos contenidos.
Es cierto, en su
mayoría las instituciones educativas han gozado de los beneficios de los
avances tecnológicos, de manera tal que han servido para renovar y encontrar
nuevas formas de llevar la educación a más individuos, sin embargo, el acceso a
esta información y conocimiento no significa necesariamente la producción de
nuevos contenidos, ¿Cómo podemos revertir esta tendencia?
Al menos en México, la gran apuesta parecer ser involucrar a los niños
desde la educación básica para que aprendan a manejar la tecnología y que en un
futuro la tecnología no los maneje a ellos como menciona Sartori, porque
televisión o tablet, estamos ante el hecho de informarse viendo, y en aras de
querer una sociedad más crítica ante la información que se le presenta, tendremos
una generación en un estado de apatía física y mental.
Afortunadamente
la cura no es tan difícil, aunque falta comprobar su efectividad, una de las
primeras cosas que se enseña a quienes quieren acceder a este ciber-mundo, es
que no todos los datos en la red son verídicos, cualquier maestro que pide una
tarea de búsqueda de información en internet sabe que si no aplica ciertos
filtros el ejercicio se reduciría a copiar y pegar, sin embargo, en los filtros
que establezca el maestro viene la verdadera de enseñanza de aprender a
discriminar datos.
Con
estos filtros básicos para que un estudiante aprenda a discriminar la
información confiable y verídica, también se atacan otros problemas a futuro
como son: evitar el plagio, aprender a citar.
Como menciona Castells (1999), en torno al
conocimiento que genera más conocimiento, “lo que caracteriza la revolución tecnológica actual no es la
centralidad del conocimiento y la información, sino la aplicación de ese
conocimiento e información a la generación de conocimiento y los dispositivos
de procesamiento/comunicación de la información, en un circuito de
retroalimentación acumulativa que se da entre la innovación y los usos de la
innovación”.
FUENTES:
- Bretones, M. (2008) Tipología y Análisis de la Comunicación Social. Barcelona, España. Universitat de Barcelona.
- Castells, M. (1999). La era de la información: economía, sociedad y cultura. Buenos Aires, Argentina. Siglo XXI editores.
- Sartori, G. (1998) Homo Videns: la sociedad teledirigida. Argentina. Editorial Taurus.
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